Hablamos con Adrián Iaies, actual director del Festival Internacional de jazz de Buenos Aires y de la Usina del Arte, a raíz de la presentación de su nuevo cuarteto el próximo sábado 22 de febrero en Thelonius. 

-¿Qué vamos a ver en el concierto del sábado? ¿Son composiciones para este formato de cuarteto? 

-Es toda música que escribí especialmente para este cuarteto. Soy un compositor metódico, le dedico todos los días una cantidad de tiempo a la escritura. Cada vez que tengo un proyecto, escribo música especialmente para ese proyecto y cada tanto mecho algún otro tema que haya compuesto para otra formación y que me parece que da para esto. De lo que venia tocando, vamos a tocar “Ampelopsis Waltz” que es un tema que grabé con Mariano Loiácono en un disco a dúo, Nikli Song, y que venia tocando con mi hijo Martín y me pareció que iba bien para el cuarteto. Y, de hecho, lo estuvimos pasando y funciona bien. Y el otro tema que vamos a tocar es “Eje del Mal”, que tiene unos años, es un tema que yo tocaba con el viejo trío con el cual grabé un par de discos. El resto es toda música nueva que escribí especialmente para el cuarteto. Hay un par de temas de trío, es decir, de piano, contrabajo y batería, sin guitarra, y vamos a tocar un dúo de piano y guitarra que escribí especialmente para tocar con mi hijo y que vamos a estrenar el sábado. Con Santiago Lamisovski (contrabajo) y Martín Freiberg (baterìa) nunca compartimos escenario, así que hay un entusiasmo y una expectativa extra de tocar con músicos con los que antes no lo había hecho. Y el otro motivo de gran alegría es estar tocando con tres chicos que tienen treinta años menos que yo. Eso es una alegría, estar tocando con músicos tan jóvenes y que a la vez están tan preparados, tan entrenados. No sé si a la edad de ellos yo tenía tanta información, si tocaba de ese modo. No es sólo, entonces, que yo les transmito mi experiencia, sino que me estoy nutriendo de una energía y una información que de pronto ellos tienen, de cierta cosa que está muy relacionada con la edad, con lo generacional.

-¿En qué se diferencia esta agrupación del Colegiales Trío, en el que tocás junto a Diana Arias y Facundo Guevara? ¿Tiene menos presencia el aire folclórico?

-Es, claramente, un proyecto distinto al Colegiales Trío. Y es, de alguna manera, un grupo complementario. El Colegiales es un grupo que armé justamente por mis ganas de hurgar en ciertas formas folclóricas siempre con una mirada desde el jazz. De hecho, es un conjunto que armé para tocar con Facundo Guevara, aprovechando el regalo inmenso que significa compartir música con el tipo que para mí es el mejor tocador de bombo legüero del planeta.

-Este es un grupo -continúa Iaies- que viene a complementar algo que para mí es muy importante, que es tocar jazz en formas un poco más tradicionales. Y música mía. Eventualmente, con el Colegiales tocamos alguna cosa de Monk o del Cuchi o hemos grabado una versión de «Vida Mía», el tango de Fresedo como si fuera una chacarera. Y esto es un grupo mucho más jazzero. El balance de forma que hay en el Cuarteto le da mucha amplitud a la improvisación. De alguna manera, la bajada que les hago a mis compañeros es que no estamos esperando que el ensayo refleje lo que va a pasar en vivo, sino que sea, simplemente, hacernos amigos de la música y de los temas y luego en vivo vemos para qué lado va cada uno. De hecho, en los ensayos suena cada vez de un modo diferente. Con lo cual los ensayos son muy interesantes. No es que estamos tocando arreglos de temas, sino que estamos tocando temas, arriba de los temas.

-Apelo ahora a tu calidad de director del Festival de Jazz de Buenos Aires, ¿cómo ves el panorama de jazz local? ¿Me equivoco en mi percepción de que se está componiendo cada vez más?

-Es una respuesta intrincada. Tu percepción es cierta: cada vez se está componiendo más, cada vez hay más músicos de jazz, sobre todo gente muy joven escribiendo su propia música. Por otro lado, lo que siento, lo que veo, es que la posibilidad para esos músicos de mostrar ese trabajo original no es tan generosa. Me parece que ha habido en los últimos años, sobre todo en el ultimo año, una tendencia en los clubes en los que se toca jazz de programar lo que se llama «tributos». Entiendo perfectamente la postura de los clubes y entiendo que eso puede atraer a otro tipo de público. El problema es que eso está haciendo que sea más complicado el acceso a los escenarios para los músicos que están escribiendo su propia música. No es un problema que tenga una solución lineal, porque no es responsabilidad de los clubes ocuparse de fomentar que se toque música original en los escenarios: los clubes bastante tienen con tratar de permanecer abiertos y no cerrar sus puertas y que sean medianamente rentables. Pero es una situación que objetivamente está sucediendo, y me parece que los músicos jóvenes se perjudican más. A quienes tenemos un nombre y estamos más establecidos no nos afecta tanto. En los últimos años, lo que toco es música mía, pero a los jóvenes les cuesta más. Hay un gran momento para la música en Buenos Aires, sí. No solo en el jazz. Están pasando cosas tremendas en todos los géneros. No sólo como director del Festival de Jazz sino como director de la Usina del Arte me llegan propuestas todo el tiempo, todo el mundo quiere tocar en la Usina y me entero de un montón de música que está sucediendo en los diferentes géneros y hay unas cosas impresionantes. Lo que no estoy seguro es que sea un gran momento para esos músicos, para mostrar su música en la Ciudad. Está pasando algo que es consecuencia de este crecimiento: faltan lugares en los que se toque. Más aun que los que hay. Porque la cantidad de músicos ha crecido de un modo exponencial y no sé si eso sucedió con los escenarios.

-¿Tiene alguna significación especial tocar con tu hijo?

-Este cuarteto lo armé por mis ganas de tocar con mi hijo antes de que se vaya. Martín acaba de aplicar para un máster en la University of Music and Performing Arts en Graz, Austria, que tiene una carrera de jazz buenísima. Son dos años, pero probablemente sea mas tiempo y lo que yo quería era tener la oportunidad de tocar con él antes de que se vaya. Ha hecho un gran disco solista y, de hecho, vamos a tocar un tema de ese disco que grabó con su cuarteto. Y para mí es importantísimo tocar con él. Ya había tocado en carácter de invitado pero nunca como parte de un grupo, como un integrante más. Se me mezclan muchas cosas. Que tu hijo haya tomado el camino que tomaste, que haya hecho la misma elección que vos porque la vida de músico es una buena vida, la verdad es que es muy emotivo, me llena de orgullo y emoción.

-Contanos algo de tu aspecto creativo. ¿Te sentás específicamente a componer o evocás la inspiración?

-Voy a decir algo políticamente incorrecto. No creo en la inspiración. O creo que la inspiración es un proceso más amplio. En el sentido de que todo lo que vivis te inspira. Que estés conectado con tus afectos y tus emociones, que hagas una vida saludable y provechosa es inspirador. En lo que no creo es en esto de “me siento al piano o me pongo a escribir cuando me viene la inspiración”, me parece que eso no sucede de esa manera. Y me parece que eso es riesgoso porque no te ayuda a corregir ciertos vicios. Esto es como hacer terapia: si vas solo cuando sentís que tenés algo para hablar, no sirve. Tenés que ir regularmente porque justamente cuando sentís que no tenés nada para hablar es cuando aparecen otros temas que están abajo, en el inconsciente. Y acá es lo mismo, si te sentás a escribir música metódicamente podés no digo salvarte pero al menos prevenirte de ciertos vicios que uno tiene como compositor. Por ejemplo, escapar hacia ciertos lugares, usar siempre cierto tipo de secuencias armónicas o pensar las melodías siempre desde un cierto lugar. Te da otra perspectiva y te hace más creativo porque te estás desafiando a vos mismo. Con lo cual tenés que tener una frecuencia periódica lo más regular posible. Me siento a escribir música todos los días en las primeras horas de la mañana. Soy un bicho muy diurno, el momento en que estoy más encendido y conectado es entre las siete y las nueve de la mañana. Y también tengo en cuenta para quién estoy escribiendo. Si compongo para el Colegiales es una cosa, si es para el Cuarteto es otra. Y hay veces que surgen músicas que básicamente las escribo y luego veo con quién las voy a tocar. O me pasa que el sábado vamos a tocar un tema que escribí hace un año y pico y dije “en algún momento aparecerá el formato con el cual tocarlo”. Y apareció ahora.

Adrián iaies Cuarteto se presenta el sábado 22 de febrero a las 21 hs. en Thelonious Club. Nicaragua 5549,