Por amor a Toots es un tributo de Franco Luciani al gran maestro de la armónica del jazz, Toots Thielemans, que se presentará los jueves 22 y 28 de agosto en Bebop Club.

-Este show -dice Luciani- es un repaso por el repertorio de Toots Thielemans. Una figura del jazz y de la armónica, pero también de la música, es un artista que va mas allá de su instrumento y hace un aporte, en este caso, al género del Jazz. Si bien tiene sus composiciones como “Bluesette” o como “Old friend”, que también van a estar en el repertorio, entre otras, Toots se destacó mucho como intérprete e improvisador de jazz. La idea es hacer un paseo arbitrario por las cosas que a mí más me gustan de su obra. Las que más disfruto de él, que son muchísimas. Tantas que no me alcanza un concierto.

-Es un músico -continúa Luciani- que no sé cuántos discos habrá grabado porque tuvo una carrera enorme, pero que tiene algunos trabajos emblemáticos como el que hizo con Bill Evans, Affinity; las cosas brasileras que hizo, siempre tuvo una buena relación con Brasil, de cuando tocaba con Elis Regina (también va a haber algo de eso en el concierto). Y también habrá invitados, este jueves vienen Abel Rogantini y Martin González Puig en piano y batería respectivamente, y Josi Díaz que es una cantante brasilera. El trío estable está compuesto por Leo Andersen en guitarra y Pablo Motta en contrabajo, con quienes vengo trabajando desde hace un tiempo. Va a haber momentos en que toquemos los seis a la vez, con todos los invitados, va a haber momentos íntimos con el trío, se va a jugar a la improvisación, se va a jugar a tocar solos o tirar lineas melódicas puntuales, como las que se instalan en sus versiones, va a ser un poco eso.

-Contanos algo de la influencia de Thielemans en tu carrera.

-Toot es un músico que admiro mucho, que tiene mucho que ver con mi formación que me lo ha hecho escuchar mi padre de pibe. Escuchar hablar de Thielemans sea cual sea el género es siempre con un respeto muy grande. Es hablar siempre de una persona muy divertida, muy alegre, muy jodona. Tal vez no era lo más esperable de un europeo, un belga, esa cosa de guiño constante, esa chispa que se puede ver en cualquier video, esa sonrisa constante, era un tipo de mucha vida. Una manera de improvisar maravillosa, creo que todos admiramos su manera de decir con la armónica, aparte de su genialidad con el instrumento y haber hecho una manera moderna de tocar. Su concepto de la improvisación, la entrega y el dibujo melódico. Tuve la gran suerte de conocerlo nada más y nada menos que en su casa. Me abrió la puerta de su casa cerca de Bruselas. Fue maravilloso compartir con él un rato. En las redes está cuando toqué “Garúa” para él, fue una cosa realmente muy maravillosa. Y es un regalo que me dio la vida.

-Si bien siempre tuviste una manera medio jazzera de tocar, tu carrera tiene una fuerte impronta de música popular argentina y latinoamericana. ¿Cómo conectás esos mundos?

-Bueno, el jazz es una música popular más de nuestras músicas de América que nos destacan en el mundo, como el tango, como el blues, como el samba brasilero, como los folclores latinoamericanos. Y el jazz tiene algo muy particular que es esa esencia en la improvisación. Es una riqueza técnica que ha trascendido al género en sí. Esta idea de presentar una melodía y jugar con ella. Entonces se genera un juego constante que no es exclusivo del jazz –de hecho el tango y nuestro folclore lo tienen- pero el jazz ha desarrollado de una manera especial el concepto de la armonía. Pero sigue siendo una música popular, es una música desprejuiciada, con una melodía silbable. Y es una música que representa un paisaje. Ahí es donde hago la conexión. Y es cierto que siempre tuve el concepto de improvisación y tengo una gran influencia del jazz. Muchas veces me han hecho esa observación y a veces me parece que un poco exageran (risas). Tengo mucho eso de presentar una melodía y sobre eso improvisar. Pero ojo, soy muy respetuoso de los lenguajes. Quiero decir que cuando uno improvisa sobre una zamba de Yupanqui, por ejemplo, aparecen escalas que en el jazz son maravillosas pero que en esa canción no quedan. Improvisar sobre Piazzolla, sobre el Cuchi o sobre un estándar de jazz no es lo mismo. Hay distintos lenguajes.

-Y más allá de este homenaje. ¿En qué andás? ¿Estás componiendo?

-Sigo con mi trío. Leo y Pablo son dos grandísimos músicos de una ductilidad increíble con los que pasamos por tantos estilos. Obviamente que nuestro hilo conductor es la música popular argentina pero siempre hay otras cosas. De hecho, eso se ve en el disco que hicimos, Anda en el aire, un disco que fue ganador del premio Gardel 2018 en el rubro Folclore Alternativo. Para ser sinceros, el disco va mucho más allá del folclore, pero de alguna manera hay que categorizar las cosas. Hay tango, está Piazzolla, hay composiciones mías. Es un trabajo que abre con Vivaldi y termina con Spinetta. Es un poco este concepto de mostrar los lenguajes con toda la riqueza que nos da la música. Y también vamos cambiando el repertorio según si tocamos en un Festival como La Falda o hacemos un recital como el que nos tocó la vez pasada, nada menos que con el maestro Colangelo, el último pianista de Troilo. En la elección de cada repertorio uno elige un poco un viaje. Y cada vez incluyo más composiciones mías, eso sí. Esto no va en contra de este papel que me encanta que es el de interprete. Buscar obras de otros compositores y dar mi visión. Nací como intérprete pero la composición es algo que va creciendo, me va llevando a experiencias hermosas.

-Hablemos de la armónica. ¿Por qué la seguís eligiendo?

-La armónica es un instrumento que me dio una manera de traducir mi interior como ningún otro. Creo que uno y su instrumento se encuentran. Va generando una especie de romance, por decirlo de alguna manera. Encontrar el instrumento que pueda traducir de mejor manera lo que uno quiere decir con el alma, con el corazón, con el sentimiento. Lo que sucede en un momento puntual en la vida de un artista. Cada disco representa un momento histórico y particular y el instrumento tiene que estar acorde. Y la armónica es un instrumento que se toca con todo el cuerpo. Yo después me veo y mucho no me gusta, pero es una cuestión personal mía (risas). Es un instrumento que está tan cerca de uno, si uno tapa el instrumento y no conoce la voz humana puede pensar que es el sonido que viene de adentro. Y tiene una serie de posibilidades de modificación del sonido realmente maravillosas. E incluso para jugar con otros instrumentos. Obviamente que el bandoneón y el acordeón tienen esos guiños constantes, son primos hermanos. Lo sigo eligiendo por eso, porque uno sigue descubriéndolo, es maravilloso. Uno tiene que reinventarse y a veces el instrumento también se reinventa para que uno pueda hacer lo que hace. Es un instrumento que tiene, además, una amplitud genérica tremenda, por eso lo de Toots Thieleman. Y estoy por estrenar un concierto para armónica y orquesta de cuerdas de un gran compositor argentino, Esteban Benzecry, que vive en París pero seguramente viajará para la presentación. Ahí está todo lo que se puede hacer. Y es un instrumento que estaba conmigo en Cosquín 2002 cuando fue el comienzo de mi carrera. Un instrumento tan pequeño y tan grande a la vez.

Franco Luciani se presenta el jueves 22 de agosto a las 21 hs en Bebop Club,Moreno 364, CABA.