Inés Estévez se consolidó como una de las voces del jazz argentino. A un año y medio de su lanzamiento como cantante solista, luego de más 100 shows transitados en clubes y festivales de jazz, giras por Uruguay y Argentina y de presentar su álbum debut Nude, la actriz y escritora inaugura la temporada 2019 en el Tasso, en el marco de la programación del Mes de la Mujer.
Arte desde siempre
Desde muy chica, Estévez mostró una gran inclinación hacia las artes: estudió danza clásica en un entorno que fomentaba el disfrute de la literatura y la música. Su familia vivía en la localidad bonaerense de Dolores y a los dieciocho años, la joven Inés se mudó a Buenos Aires para profundizar su formación en danza contemporánea y estudiar canto lírico. “En los años ochenta los doscientos kilómetros que separan Dolores de Buenos Aires eran muy difíciles de recorrer, no tenía opción si quería seguir creciendo en mi vocación artística”, contará mucho después.
Pero en el camino, su carrera fue dejando a un costado la música y la danza porque muy rápidamente consiguió papeles de distinta relevancia en el medio teatral, pese a que su formación actoral era autodidacta e intuitiva. Entre 1993 y 1999 actúa en cine en películas de renombre y prestigio como Matar al abuelito, La nave de los locos, Historias de amor, de locura y de muerte o La vida según Muriel, entre muchas otras. Paralelamente su aparición en TV en series como Esos que dicen amarse, Zona de riesgo, De poeta y de loco y Verdad consecuencia contribuyen a su creciente popularidad, que tendrá un punto de inflexión en la recordada Vulnerables, donde interpreta a Jimena, una mujer que padece a una madre absorbente y desquiciada interpretada por Leonor Manso.
Durante todo este tiempo cultiva una secreta devoción por la poesía y la literatura, hasta que en 2011 apareció su primera novela, La Gracia, donde pone en texto historias que ocurren en un pueblo de provincia. “La escritura es una actividad tan solitaria, tan acorde a mis preferencias –dice en una entrevista televisiva-, en cuanto que uno está siendo creativo sin enfrentarse a la situación de examen inmediato, que es lo que le pasa al cantor o al escritor. Eso es genial, es protector”.
La música me ayuda
Esa protección, esa necesidad de no verse todo el tiempo en la pantalla la llevó también a dirigir teatro en el CC Konex y a diseñar un método de actuación basado en su propia experiencia autodidacta. Hasta que en 2015 reaparece la música en su vida. Para esa época estaba en pareja con el bajista y compositor Javier Malosetti, quien, según la leyenda confirmada por ambos, la oyó cantar una canción de cuna y unos mensajes vía whatsapp y le propuso hacer un espectáculo juntos. “Me dejé llevar, confié en su criterio, porque la música siempre me encantó. Mi padre era muy jazzero, tocaba el bajo, el piano y tenía un grupo de amigos con los que tocaba y me llevaba a mí desde muy chiquita y aprendí mucho sobre los estándares del jazz”, dice.
“Empezamos jugando de vacaciones en casa –dice, a su vez, Malosetti- hasta que nos dimos cuenta de que nos salían muchos estándares y de pronto teníamos todas las fechas agotadas en un local de jazz.”
El romance con Malosetti finalizó a principios de 2017, pero la suerte de la cantante de jazz ya estaba echada: secundada por el virtuoso trío compuesto por los músicos Mariano Agustoni, Ezequiel Dutil y Javier Martínez Vallejos en la habitual formación de piano, contrabajo y batería, Inés realizó una serie de presentaciones en las que consolidó un publico seguidor, que evidentemente estaba esperando una voz femenina al frente de una formación de jazz clásico.
Ese mismo año grabó en vivo un concierto en ND Teatro, al cual sumó sección de vientos, cuarteto de cuerdas y diversos instrumentos solistas completando un total de dieciséis músicos en escena, que se convirtió en su primer disco, Nude, sobre el que gira el espectáculo que veremos pronto en el Torquato Tasso.