Avellaneda no solamente es la capital nacional del fútbol, también tiene mucha importancia en la actividad nocturna pero nunca había tenido un bar donde el público se identificara tanto con el lugar. Y buscará volver y volver.
Sobre la Avenida Bartolome Mitre al 982, en un primer piso, se encuentra Mutar Bar, un lugar donde predomina el amor por la música y su difusión. Con un espíritu melómano desde el comienzo, se reúnen artistas consagrados y emergentes que no se encuentran habitualmente en la movida.
Juan Cappellotti habló con Ticket Hoy acerca del bar….
¿Cómo surgió Mutar Bar? ¿Qué nos podés contar de su historia?
Mutar surge post crisis 2001 de la necesidad de un grupo de amigos de poder reunirse en su ciudad natal (Avellaneda) y de poder disfrutar de un espacio que hasta ese momento no había. Me refiero sobre todo a poder juntarse y relacionarse con personas de gustos similares en un lugar distendido a escuchar bandas como The Cure, The Smiths, Oasis, Stone Roses, Radiohead, New Order, Talking Heads, Pulp, David Bowie, Iggy Pop (por decir algunas), o de poder escuchar una banda en vivo mientras se disfruta de un buen trago.
Ahora a la distancia, pienso que quizás el vacío que nos dejó esa crisis nos llevó de alguna manera a sentir la necesidad de expresarnos a través de lo que amamos. Avellaneda tuvo grandes boliches exitosos, pero nunca un bar con esas características donde la gente no busca bailar ni escuchar la música de moda, sino sentirse identificada sobre todo con la estética general del lugar. De ahí que surge la idea del nombre, mutar, como una forma de transformar y florecer la escena nocturna de la ciudad.
Si tuvieras que describir a Mutar Bar en una palabra, ¿cuál sería?
Auténtico.
¿Cómo está pensada la estética del lugar?
Si hablamos de estética en el sentido cotidiano de la palabra, que se relaciona con lo decorativo, tuvimos la suerte de encontrar un lugar que nos enamoró desde el primer momento: una casona del año 1900 con toda la belleza que tienen de por sí esas construcciones. Tuvimos que reacondicionarla porque estaba totalmente abandonada, la decoración siempre fue muy sobria y sencilla. Pero la estética relacionada con el arte, con la belleza del arte, tiene un significado más amplio y eso surge cuando todas las partes involucradas van hacia la misma dirección y para eso necesitás en principio, saber hacia dónde querés ir. Siempre supimos qué música queríamos que suene, qué visuales proyectar, de qué manera presentar y preparar un cocktail, qué precios manejar o qué comodidades brindarle a nuestros clientes, por decir algunas cosas que comprenden al bar. Cuando todo eso tiene relación y es armónico lo bello surge, la estética va más allá de lo visual.
¿Predomina algún género en la programación?
Somos un bar rockero por naturaleza con tendencia al pop, pero siempre hicimos y tenemos ciclos o fiestas permanentes de otros géneros musicales, como el ciclo de reggae «Música de la Isla» que lleva 13 años, la fiesta funk «So what?» que nació acá y ahora se está haciendo en otros lugares, o «Back to the hood» dedicada al Tecno House. Seguiremos dándole lugar a todo género que consideremos que nos identifica con algo o nos sentimos reflejados. Hoy en día estamos empezando con la movida del trap que está revolucionando la escena musical y que es muy interesante.
¿Por qué crees que a las bandas o artistas eligen tocar en Mutar? ¿Qué tiene de especial el lugar?
Creo que hay varios factores, puedo destacar dos: el primero la calidad de sonido del lugar. Trabajamos hace años con el sonidista Adrián Vedovatto, que tiene un talento especial para que la acústica y la calidad sonora sean realmente destacables.
El segundo, tiene que ver con algo personal que intuyo: mi socio y yo también nos dedicamos al arte y naturalmente nos sale querer brindarles un buen servicio a nuestros colegas. Hace poco Richard Coleman comentaba en la radio que Mutar es uno de esos pocos lugares que remiten a las viejas rockerías, destacaba la poca gastronomía del lugar, y lo volvió a repetir cuando vino al bar. Entendí que lo que quería decir es que hoy en día en muchos lugares mientras ves una banda podés disfrutar también de un riquísimo bife de chorizo o de alguna comida gourmet. Para nosotros eso es un tanto incompatible. A una rockería se va a escuchar una banda, a un restaurante se va a comer. Si vos querés brindarle un servicio al artista tenés que estar a disposición de lo que necesita, probar sonido con tiempo, por ejemplo, y que el público esté compenetrado con lo que el artista nos va a brindar, la atención puesta ahí.
Hemos intentado mejorar cada año para que el músico esté cada vez más cómodo, ya sea en infraestructura, decoración o sistema de sonido, y vamos a seguir mejorando porque todavía nos faltan muchas cosas. Creo que todo esto es algo que el músico percibe, lo hace sentir cómodo y quizás por eso que quiere volver.
¿Tienen deseos u objetivos para el lugar? ¿Que esperan para el futuro?
Uno de los objetivos siempre fue trascender la ciudad de Avellaneda, que a Mutar se acerque gente de todos lados. Hace poco recibimos una noticia que nos alegró, el periodista Sebastián Duarte, autor de algunos libros como Yo toqué en Cemento y Ricky de Flema: el último punk, está escribiendo un nuevo libro con los 30 bares notables del rock, en el cual tuvo la delicadeza de elegirnos y entrevistarnos para su libro. Eso de algún modo nos enorgullece, como así también que músicos como Richard Coleman, Diego Frenkel, Daniel Melero, Willy Crook, Palo Pandolfo o bandas como Nonpalidece y tantas otras nacionales e internacionales elijan Mutar para volver a tocar.
Mutar Bar se encuentra en Avenida Bartolome Mitre 982, Avellaneda.