El sexto trabajo de Omar Giammarco, Ensimismado, traduce algo que viene demostrando en sus recitales: que entre Buenos Aires, Montevideo y el sur de Brasil existe una región cultural que se impone con la fuerza de lo inevitable a la lógica mezquina de las fronteras. A raíz de la próxima presentación del disco en La Tangente, el jueves 23 en La Tangente, conversamos con el músico.

-Llevar este disco a un escenario no fue una tarea fácil, hubo que trabajar mucho, ya que en la grabación participaron más de treinta músicos -le cuenta Giammarco al blog de Ticket Hoy. -Contamos con muchos instrumentos y una paleta de colores muy amplia para cada canción. De pronto suena una banda de rock, bien eléctrica, y en el track siguiente un grupo de cámara con cuerdas y piano. Por suerte me acompañan hace tiempo músicos muy versátiles que están acostumbrados a esto que pasa en mis canciones. Ellos son José Balé en la batería, Mariano Martos en el bajo, Diego Setton en la guitarra eléctrica, Julio Locatelli en acordeón y Ale Nuin en flauta. Para el concierto en La Tangente se van a sumar Daniel Godfrid en piano, Marisa Wiedmer en saxo tenor, Pelu Romero (productor del disco) en coros y como cantantes invitados Hernán Cucuza Castiello y Max Aguirre.

­-El disco tiene un componente reflexivo y oscuro, pero hay también una parte potente y luminosa. ¿A eso te referis con el ensimismamiento? ¿Son las dos caras de una actitud parida en esta etapa?

-El acto de componer tiene cierta relación con ensimismarse, la imagen de alguien encerrado en una habitación escribiendo, perdiendo la noción del tiempo, buscando algo que no sabe si va a encontrar. Pero en este caso el título tiene que ver con una situación que comencé a notar en los últimos años, ver cómo familiares y amigos se veían afectados por estos tiempos difíciles, incluso al límite de enfermarse. Y en medio de todo eso la saturación de slogans y frases hechas que vienen suplantando el pensamiento de mucha gente. Yo sentía que frente a todo eso era necesario meterse un poco para adentro, conectarse con las cosas más profundas y desde ahí tomar la fuerza necesaria para resistir. Por eso veo al disco como un grupo de canciones “ensimismadas” («Kong», «La primera vez», «Antes que amanezca») y otro grupo («Palo chino», «Música de fondo», «Por estos barrios») que representa la respuesta, a veces furiosa y a veces luminosa, a esta realidad social tan difícil.

La vigencia de García

Una de las perlas del disco es una versión a la vez actual y respetuosa de «Música de fondo para cualquier fiesta animada», aquel tema de Sui Generis que decía: “Había una vez, un país al revés/ y todo era diferente. / Todo el dolor, el oro y el sol/ pertenecían a la gente”.

-¿Por qué elegiste ese tema de Instituciones para hacer esa versión?

-“Música de fondo para cualquier fiesta animada” hace veinte años que forma parte de mi repertorio de reuniones y fogones. Una canción que siempre me pareció muy potente, medio perdida en ese gran disco de Sui Generis. Hace dos años en una fiesta donde había muchos músicos y cada uno cantaba una canción, cuando llegó mi turno en lugar de elegir una que me perteneciera, decidí cantarla. Cuando terminé, se hizo un silencio profundo, perturbador. Algo estaba pasando ahí, esta canción escrita por Charly García en 1974 nos hablaba del presente. Al otro día en casa comencé a imaginar el arreglo que la trajera a la actualidad, sabía que tenía que sonar bien eléctrica y contemporánea y no debía ser un cover, sino una relectura. Por suerte contamos en el estudio con Rodolfo García, baterista de Almendra y Aquelarre entre otras grandes bandas, que terminó de darle la potencia que la canción necesitaba.

-¿En qué corriente o tendencia de la música contemporánea te sentís más cómodo?¿Qué hay en la música de esta ciudad que te guste?

-Si le tengo que poner un rótulo a lo que hago creo que el más acertado es Canción Popular Argentina. Hace tiempo que veo a la música de mi país como un río caudaloso y profundo al que llegan afluentes que se llaman tango, rock, folklore o canción. Pero el río es uno solo, el que transitaron los autores enormes que nos precedieron. Me gusta pensar que mi pequeño bote va buscando ese caudal. Además me parece que hoy en día es perfectamente normal que alguien termine de escuchar un disco de rock y ponga, no sé, Troilo-Grela y no pasa nada, no le agarra un ataque de epilepsia, lo vive como algo natural y lo disfruta. En mis discos pasa eso, los géneros terminan siendo el traje que le pongo a cada canción para que me ayuden a contar mejor el cuento.

Omar Giammarco se presenta el 23 de mayo a las 21 hs. en La Tangente, Honduras 5531, CABA.