A pesar de que se encuentran uno al lado del otro sobre la calle Honduras, Congo y La Tangente son muy diferentes. El primero con más trayectoria, inclinado al jazz y la música negra. El segundo, joven, tiene menos de tres años en el mundo de la música, pero ya es un referente para las nuevas bandas.

Victoria Ferreira, programadora de ambos, charló con Ticket Hoy y nos contó todo acerca de los lugares y del rol que ella desempeña…

¿Qué géneros musicales predominan en la programación?

La clave de La Tangente y de Congo es la diversidad de géneros, con el denominador común que siempre sea música de calidad y variada. Tenemos una línea muy sutil aunque hay tendencias que van para distintos lados.

En Congo hay un ciclo de jazz que empezó siendo los miércoles, ahora es los jueves, y ya va por su tercera temporada. Por otro lado, tenemos un ciclo de cumbia-salsa que es nuevo, pero nuestra idea es que se prolongue y que sea un contenido fuerte. Siempre cumbia, salsa y ritmos latinos, pero no dentro del reggaetón sino más autóctono de América Latina. Tuvimos bandas colombianas, venezolanas.

 Tenemos ciclos de world music, una mezcla de música negra (funk, soul, reggae) y música latina. Sonidos de distintas partes del mundo combinados, porque en algún punto todos tienen raíces en común. El color negro es bastante fuerte, el nombre del lugar te remite a África pero también es por la bajada de línea sonora que hay. Igual, también hay muchos shows de cantautores o grupos pequeños acústicos.

Empezamos con bandas más tranquilas y ahora hay bandas hasta de siete integrantes tocando en Congo. Las propuestas se reparten por los días y los turnos. En el primer turno, hay shows más tranquilos para escuchar mientras se toma un trago, se cena. Y la trasnoche, sacamos las mesas y las sillas. Si bien no es boliche, es decir que no se baila fuerte, hay un poco más de sabor y pasión.

Hace poco incorporamos shows en el jardín. Si bien no tenemos el mismo sonido porque es más chico y tiene menos equipos, es una experiencia distinta ver espectáculos al aire libre. Estamos probando con propuestas específicas, pero es algo muy lindo y si se puede, vamos a seguir haciéndolo en horario temprano por los vecinos. Congo también tiene un ciclo de cine, con funciones los miércoles y los jueves,  que viene mucha gente. Proyectamos clásicos, películas de los ochenta, noventa, mucho Tarantino que siempre gusta mucho. Está bueno ver una película que tal vez ya viste, pero en otro contexto, al aire libre, con una birra, picando algo con amigos. Tuvo muy buena repercusión y pensamos extenderlo hasta que el clima lo permita.

En La Tangente nos gusta la diversidad, aunque también en la trasnoche suenan más propuestas de pop electrónico, bailables.

Hay toda una generación de chicos que encontraron este lugar como para hacer shows para ellos grandes o importantes por el tamaño. Hay un grupo de bandas que suelen hacer fechas acá, como el Zar, Bröder, Ca7riel del palo del hip hop, Louta dio sus primeros shows. Y están las bandas de rock más tradicionales, que pueden ser muy nuevas o con mucha trayectoria como Los Brujos o Juana La Loca.

Hay shows infantiles los domingos a la tarde, donde el público es totalmente distinto. También se hacen fiestas electrónicas una vez por mes, pero siempre tratamos que haya algo más que un DJ porque al tener un escenario y tan buen sonido, nos gusta que haya alguien tocando en vivo más que música grabada y reproducida.

Hacemos hincapié en que somos un Centro Cultural, no un boliche. Entonces por más de que se hacen fiestas, cortan temprano, hay público reducido, tragos de autor. Todo es parte de pasar una buena noche, no solo que la banda toque bien.

Por suerte y por mucho laburo hecho, tenemos una re buena reputación acerca del sonido. Se corre la bola que es un lugar que suena bien y eso hace que las bandas se acerquen a tocar acá.

Cerrando un poco el tema de la programación, si bien tenemos géneros marcados, estamos abiertos a cosas nuevas. Además, al abrir tantos días por semana, no podemos ser tan acotados porque lógicamente repetiríamos los shows.

¿Con qué criterio seleccionan los espectáculos? ¿Cuantas personas toman esta decisión?

Cuando abrimos, que nadie nos conocía, era más salir a buscar, pero ahora nos llegan muchas propuestas y vamos eligiendo. Hay varios factores: por un lado, que sea música de calidad, bien hecha, con gente dedicada a su trabajo y, por otro lado, nos fijamos en la cantidad de público. Que no sea mucha gente para el lugar porque no les sirve a ellos ni a nosotros, ni que sea demasiado chico porque si son muy pocas personas no está bueno que el lugar esté vacío.

A veces las bandas no se dan cuenta lo difícil que es llenar un espacio con 150 personas. A veces, les decimos de hacer una fecha más chica en Congo y según cómo va, vemos si podemos hacer una fecha en La Tangente.

Si es una banda que ya tocó como Fernández 4, que cada vez que tocan funciona súper bien, no lo consultamos porque ya es fijo. Pero si estoy en duda, lo consultamos entre todos. También está bueno que los que trabajan a la noche me den un feedback de cómo estuvo, para saber cómo trabajan las bandas en relación al público.

¿Cómo está pensada la estética de los lugares?

Los dos lugares son estéticamente cálidos por el uso de la madera, los colores y no te abruman cuando entrás. Congo simula un lobby de hotel, con alfombra. Desde la propuesta es más como un club con música en vivo. Y por otro lado, tenés el jardín: una especie de selva en el medio de Palermo, donde no hay muchos lugares así, con tantas plantas y barra al aire libre.

En cambio, La Tangente tiene esa impronta de nave espacial cósmica por las lucecitas de los costados y del techo que impacta cuando la gente entra. A su vez tiene madera que es muy buena para el sonido y es cálida.

Lo que me gusta de los dos lugares es que son muy diferentes entre sí. Y no están calcados de ningún lado, sino que tienen su esencia propia.

¿Cuánto lugar se le da al productor para hacer modificaciones en aspectos del lugar?

Nosotros con la escenografía tenemos una limitación que es el tiempo porque hay días que tenemos varias propuestas. No hay mucho tiempo entre una y la otra como para sacar y poner escenografía. Siempre cosas para decorar pueden traer y poner, pero no da para armar un mega despliegue. Está bueno que aporten al lugar algo de lo suyo, a veces juegos de luces, cosas pequeñas pero que dan un toque. Siempre chequeamos que sea viable por el horario.

¿Cuál es la mejor fecha para tocar? ¿Y por qué?

A pesar de lo que la gente piensa, enero es un re buen momento porque hay un montón de personas que se quedan en Buenos Aires. A veces los mismos músicos se van de vacaciones, por eso tenemos menos fechas pero las que tenemos siempre funcionan muy bien. Para mí es un buen momento que no está bien aprovechado. Nuestro público no es el tipo de gente que se va en enero de vacaciones. Apunto a que el año que viene las bandas se animen más a hacer fechas en enero.

¿Qué esperan para este año?

Hacer más fechas y meter más gente. El primer año que abrimos en La Tangente hicimos 300 fechas y el segundo hubo 70 más. Y este año tenemos proyectado llegar a ese número o más.

Y en Congo, no me acuerdo exacto el numero pero también alrededor de 300. En 2018, el lugar se instaló como lugar de bandas en vivo. Rindió todo el trabajo que hicimos para traer a tocar a la gente: pusimos más luces, más equipos, un sonidista solamente para Congo, ya que antes lo compartíamos con La Tangente. Creo que Congo va a crecer mucho este año.

¿Por qué crees que las bandas eligen a La Tangente o Congo para tocar?

En el caso de La Tangente, las bandas lo eligen por el sonido, la ubicación del lugar es bastante cómoda y por otro lado, el trato es muy bueno. El lugar es nuevo y eso  es un atractivo, tiene solamente dos años. 

En Congo, que es un lugar con más años, las bandas lo eligen porque les interesa la idea de un show más íntimo o un show en un bar. Es totalmente distinto que en La Tangente, te das a conocer delante de gente que vino a comer, le gustó tu banda y se quedó.

Por el lado del público, La Tangente no es el típico lugar para ver bandas. Acá podés tomar un rico trago, tenemos un patio fumador atrás que está bueno para salir un poco, sin irte a la calle. Siento que toda la experiencia es agradable: desde sacar la entrada, que no hace falta buscarla sino que la validás en la puerta, el trato y siempre recibo esos comentarios. Valoran mucho la parte estética también.

Y en Congo disfrutan el hecho de que no es  ir solamente a comer o tomar algo, van escuchan una banda por una entrada accesible. Y con buena música.