“Hace rato que estoy pensando en desarrollar mi show hacia algo mas visual, -dice Uji– y la presentación en MUTEK Argentina va a ser la primera instancia de este show mas inmersivo, que no solo incluye mi música y la performance sino que tiene una pata visual muy fuerte”. Con una vida nómade, Uji, nombre artístico de Luis Maurette, refleja en su conversación la enorme experiencia recogida en los períodos en que vivió en Ecuador, Chile, México, EE.UU. y Argentina. Su fascinación con el sonido y la música electrónica lo llevó a Berklee College of Music, donde profundizó sus conocimientos de síntesis, de programación y de diseño de sonido. Conversamos con él a propósito de su presentación el sábado 14 de septiembre en el Palacio Alsina en la tercera edición de Mutek Argentina.
“Vamos a estar trabajando con Ignacio Ayerza por primera vez, asi que estamos probando cosas, tirado ideas. Lo que puedo contar es lo que me interesa generar con esto. Al igual que con la música en mis conciertos, lo que mas me gusta es generar música que invite al danzante a entrar en un estado de trance, en un estado alterado donde pueda sentir las cosas de otra forma y que pueda conectarse con algo mas trascendental. Entonces, en todas las charlas que hemos tenido con Nacho fuimos pensando cómo se pueden usar la luz y la imagen para ayudar a generar esos estados alterados, porque mi investigación musical tiene que ver con eso, con entender que hace miles de años culturas de todo el mundo descubrieron la tecnología del trance. Descubrieron que con ciertos ritmos y ciertos bailes y cantos y a veces ciertas substancias, se podía traspasar este plano visible y empezar a entender y ver y sentir un plano invisible. Ese plano del trance se descubrió hace miles de años y con el mundo moderno se pierde. Existe cuando uno va a una fiesta tecno o en ciertos rituales, pero está bastante subterráneo, la humanidad se olvida un poco de eso y es lo que queremos generar con Ignacio. Y como Mutek tiene una puesta en escena bastante completa, queremos aprovecharla toda.
-¿Qué le aportan los sonidos rituales e indígenas a tu música?
-Siento que mucha de la música hoy en día se queda en el lugar de entretenimiento. Es música para pasarla bien o en todo caso, es música del ego, música para expresar algo que me pasa, del sentimiento: me enamoré, me desenamoré, me traicionó, estoy triste o alegre. Pero hay todo un aspecto de la música, que siempre me llamó a mí y que tiene que ver con los velos de la realidad, con algo más ancestral. Un estado preverbal, antes de las ideas, algo muy primario. Yo empecé a escuchar esto y la fuerza que tiene la música para esto y sentía que lo mismo que escuchaba en algunas ceremonias de medicina indígena lo escuchaba también en algunas fiestas electrónicas, había algo de lo hipnótico y lo ritual que siempre me interesó mucho. Entonces esta música es esa exploración. Como de la maestría del arte del trance, el arte del tiempo. La música, de alguna manera, es el arte que maneja el tiempo. Uno como músico es el mago del tiempo. Entonces me gusta mucho borrar el limite entre la realidad y la ficción, generar como un ensueño o un hechizo. Cada vez que me subo a un escenario o compongo alguna música, de alguna manera estoy buscando ese hechizo. O un hechizo nuevo. Y. por otro lado, hay algo que tiene que ver con la apreciación de la cultura y de la tierra. Nos hemos vuelto bastante occidentales anglosajones en nuestras influencias pero venimos de una tierra que tiene mucha tradición. Lo hablo por Argentina pero también por toda Latinoamérica. Hay miles de ritmos y sonidos que uno no conoce. Hace diez años descubrí que en el norte de Argentina había un ritmo que se llama el pin-pin. Estuve viviendo ahí y escuchando el pin-pin y tocándolo. Y también entendí que es bastante inabarcable, todos los ritmos, toda la musica de nuestro continente. Entonces también hay una celebración de esa diversidad que me gusta incluir en mi música.
Uji es la mitad de Lulacruza, dúo pionero en la combinación de sonidos que abrazan con audacia la intersección de la música electrónica y el folklore. Desde su creación en 2005, Lulacruza ha editado 5 discos, una película y un álbum visual por el director Vincent Moon, y ha sido editado por sellos como ZZK Records (Argentina), Jumpsuit Records (EE.UU.), Acqua Records (Arg), Black Swan Sounds (EE.UU.), Club del Disco (Arg), Frente Bolivarista (Brasil), y Fértil Discos ( Arg).
-¿Dónde te ubicarías en la enorme escena electrónica? ¿En que corriente o tendencia sentís hacés tu aporte artístico?
-Siento que la música electrónica está en un momento de expansión. En realidad, eso le pasa a toda la musica, nunca en la historia hubo tanta música disponible para tantas personas. Y no sólo tanta música sino tanta música buena de tantos estilos. Estamos realmente viviendo una expansión y la música electrónica es una gran parte de eso. Y parte de esa expansión es que la música electrónica empezó a expandir sus límites. En el caso de mi música, yo siento que ya en Lulacruza me empecé a hacer una pregunta: ¿es posible hacer música electrónica que evoque a la tierra, que evoque a la raíz? Y en ese momento no había muchos referentes. Casi ninguno. Toda a la música electrónica evocaba lo cósmico, el universo, las cosas futuristas y no tanto lo ancestral, las raíces. Mi búsqueda fue siempre esa. Y a diferencia del folclore, la música electrónica tiene una ventaja: como los sonidos son ficticios, son inventados, realmente se puede formar cualquier sonido, uno puede jugar con la percepción y con la ficción. Eso me gusta de la música electrónica, que pude generar una ficción, que a una persona le hace recordar el altiplano boliviano y a otra persona un pájaro. Dos personas pueden tener percepciones diferentes de un mismo sonido porque es un sonido abstracto. La música electrónica orgánica está teniendo un auge muy importante en el mundo porque fue como un aire fresco. A un sonido que empezó a encerrarse en si mismo de golpe empezaron a llegarle muchas influencias de sonidos y de ritmos. Yo siempre me pregunto por qué no hay más música electrónica en 6/8. Que para mi 6/8 es mucho mas bailable que el 4/4. La respuesta a eso es que la electrónica fue hecha sobre todo por europeos y en Europa hay mucho menos 6/8. En cambio en la música latinoamericana y africana e incluso balcánica tiene mas internalizado el 6/8. el chamamé, la chacarera, el curulao. Entonces, si los artistas latinoamericanos empiezan a agarrar las herramientas de la música electrónica para hacer una música propia, no copiando al otro, obviamente va a aparecer el 6/8 porque es un ritmo que lo sentimos muy natural y un anglosajón no.
-¿Hacia donde creés que se puede seguir explorando con estos sonidos’
-Yo siento que lo que trae este nuevo híbrido es mucha fertilidad. Hay muchas posibilidades y solo veo que va a crecer. Porque la gente tiene sed de raíz, de algo real. Hay mucha cosa superficial hoy en día y escuchar algo que tiene mas profundidad es muy atractivo para mucha gente. Siento que esto va a tomar cada vez mas espacio, que este campo esta recién empezando. Incluso dentro de este sonido hay muchas variables. Y lo que yo puedo aportar es hacer folclore con sonido electrónicos. Y no al revés, no hacer techno con sonidos folclóricos, Yo prefiero realmente desmenuzar un chamamé y entender los elementos y tocarlo y conocerlo entender por qué eso es chamamé y traducirlo a un idioma electrónico. Siento que es el aporte que puedo hacer en esta escena. Porque también hay muchos productores que trabajan desde el tecno, hacen una base de tecno y le ponen un acordeón de chamamé encima. Pero para mi esa manera de hacer música es diferente de la mía. Es música electrónica con sonidos folclóricos y lo mio es música folclórica con sonidos y estética electrónica. Así como el primer boom fuerte latinoamericano en el mundo fue la cumbia hoy en día empiezan a parecer los ritmos mas regionales. Los ritmos de una región de Paraguay, los ritmos de una región de Argentina, empieza a aparecer cada mas la diversidad.
Uji se presenta el sábado 14 de septiembre a las 20.45 en el Palacio Alsina, en Adolfo Alsina 940, como parte de Mutek AR.